La luz al final del túnel

Hoy ha sido un día… Como llamarlo, de desahogo mental y visceral. Ha sido una de las tardes más productivas que he podido tener, he geminado definitivamente con esa carga que me impedía caminar ligero por la vida, por mi sendero trazado. Hoy puedo decir con gran satisfacción, que por fin puedo mirar al futuro con libertad y con el único límite de mi mismo. Son muchas las cargas que llevamos en cima, pero liberarse de ellas quedando como un señor, y poder caminar con la cabeza alta, siendo conscientes de un trabajo bien realizado, nos libera muchísimo. Hoy me siento como hacia tiempo que no me sentia, y puedo lamerme las heridas de una victoria mas que merecida.
Ahora es tiempo de plantearse nuevas metas, por nuevos horizontes, de ir más allá y más lejos, de poner rumbo a lo desconocido, después de reparar la nave en puerto tras un largo y penoso viaje.
No se que es lo que me espera, ni si será bueno o malo, no se a donde me llevara, aunque confío en que sea lo que me he propuesto. Luchar por eso me renueva por dentro (como los bifidus), y me hace sentir bien, no hay nada como ponerse metas en la vida y luchar por conseguirlas, con tesón y paciencia, con sinceridad y persistencia. Se que me queda mucho camino por recorrer, pero no tengo miedo, pues el pasado no me atormenta. Tomar decisiones es difícil, y quizás no sean las correctas, pero pensando en uno mismo (pues hay momentos en los que uno ha de ser egoísta) y lo mejor, uniendo razón y corazón, llegar a sentirse como uno se siente ahora es una sensación tal, que no se puede ni describir.
Hoy empieza un nuevo día, se que no va ha ser fácil, pero ya he pasado lo peor, que las cosas que vengan podré llevarlas con plenitud, y que costaran mas o menos, pero podré dedicarme a ellas por entero, sin que los fantasmas del pasado me acechen en cada esquina. Es un paso, un gran paso de muchos por dar, pero cuento con un gran apoyo y eso reconforta.

Gracias por todo y por estar ahí.